El Pirineo catalán y sus pueblos más bonitos

El Pirineo constituye la columna vertebral de una serie de antiguos reinos, condados y valles con su propia personalidad y el denominador común de la montaña. En su lado oriental, el Pirineo catalán no es una excepción y aúna naturaleza, historia y arte. Le proponemos una ruta desde Gerona hasta los míticos valles de Bohí y Arán en Lérida.

 

 

BEGET

Su arquitectura pétrea embelesa al visitante.  Desde la distancia impresiona la Torre del campanario de cuatro pisos adosada a la iglesia de San Cristóbal datada en el año 979 y a la que se accede cruzando sus puentes medievales. De estilo románico tiene una sola nave y un retablo barroco donde impresiona la verticalidad de su Cristo Majestad.

Románico en Beget

DURRO

Enclavado en el Valle de Bohí a 1.384 metros de altitud mantiene intacta su esencia con sus casas de piedra con vigas de madera y tejados de pizarra. Cuenta nada menos que con dos construcciones románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO: la iglesia de la Natividad y la ermita de San Quirce ambas del siglo XII.

Vall de Boí
Durro
Iglesia románica de Artíes

ARTIES

En la confluencia de los ríos Valarties y el Garona en pleno Valle de Arán se encuentra este precioso pueblo que aúna las casas renacentistas más importantes de la comarca. El retablo gótico del altar mayor de la iglesia parroquial de Santa María está considerado una obra maestra en su género. Son exquisitos sus embutidos.

 

 

 

 

GARÒS

Es el primer pueblo del alto Arán al que atraviesa el popular Camin Reiau, un camino trashumante que nos recuerda su pasado. Se puede visitar un importante yacimiento paleocristiano junto a la iglesia de San Julián (s. XII). La olla aranesa es una reconfortante sopa a fuego lento de pollo, jamón, pelotas de carne, verduras, pasta y arroz.

Garòs

BAGERGUE

Sus 1.419 metros de altitud hacen que sea el pueblo a mayor altitud del Valle de Arán. Pasear por sus calles es hacerlo entre casas de piedra, tejados de pizarra y balcones de madera que una vez pasado el invierno son un verdadero espectáculo por el color y cuidado de sus flores. Son exquisitos sus quesos e impresionantes sus vías ferratas.

Bagergue